Entorno biográfico
Datos biográficos y valoración de la obra de Goñi por Javier Rey de Sola.
"Tan solo oigo mis rumores"
LORENZO GOÑI, sin duda el dibujante español más importante de los últimos tiempos, también el más original, nace en Jaén en 1911. En seguida se traslada con sus padres a Barcelona, donde hace sus primeros estudios. La vasta biblioteca familiar le proporciona un temprano contacto con la lectura, familiarizándose con los escritores del momento, en particular Pío Baroja, "cuya obra literaria me he leído hasta la última línea", según confesión de nuestro artista.
A consecuencia de la enfermedad del sarampión, comienzan a manifestarse los primeros síntomas de su incurable sordera. "A los catorce o quince años ya era un sordo notorio al que había que hablar fuertemente". Su aislamiento, fuera del estrecho círculo familiar, es completo y la timidez le incapacita para la vida social.
Lorenzo Goñi, 1911-1992
LORENZO GOÑI define su drama, experimentando a una edad en que las impresiones son más fuertes e indelebles, como "la soledad del prisonero". Su pericia vital y profesional, su singularidad como artista, como le pasó a Goya, como le pasó a Beethoven -se ha hablado mucho del papel de esta amputación en la revolución creativa de los citados-, quedarían marcadas por la sordera. La inconfundible y subyugadora atmósfera de su obra, que oscila entre la sosegada pesadilla y la nostalgia, es deudora de la carencia, "desterrándole" en su propio mundo artístico, que se obligo a profundizar.
Su padre le matricula en academias de pintura, donde dibuja bodegones y desnudos del natural. En el trazado de estos últimos adquiriría esa soltura y seguridad pasmosa que, más adelante, serían una de las señas de identidad de sus grabados y dibujos: "Me harté de dibujar tetas más o menos caídas, culos de todos los calibres y miembros femeninos en posturas alambicadas de las modelos profesionales". Llegaría a trazar los cuerpos femeninos de memoria.
Muere su madre y su padre se vuelve a casar. De este segundo matrimonio, nace su hermano, con el que apenas tendría contacto en la edad adulta. Su sentimiento de soledad se acentúa. Llamado al servicio militar, es declarado inútil por su defecto del oido.
Con el nuevo matrimonio de su padre, cambia de domicilio, entrando en relación con la naturaleza en el pueblo de Vacarisas, distante pocos kilómetros de Barcelona.
En sus excursiones por la montaña, le sucedió un triste episodio que, a pesar de su trivialidad -lo trivial es lo más serio-, le llenaría de remordimientos de por vida. De una pedrada mato a un gato. El artista poblaría en el futuro de gatos sus composiciones -otra de sus señas de identidad-, en una especia de "oscuro homenaje a mi victima".
Al estallar la Guerra Civil, pasa a trabajar de cartelista para el Sindicat de Dibuixants Professionals de UGT, aspecto creativo del que, durante mucho tiempo, no se supo nada y que LORENZO GOÑI, dadas las circunstancias, intentó "olvidar" al finalizar nuestra contienda, hasta el punto de que ni sus mejores y más intimos amigos, como Camilo José Cela, conocían aquel apartado de su vida.
En la postguerra, a través de una amiga de su familia de Pamplona, ciudad a donde había ido a parar GOÑI, consigue empleo de dibujante publicitario en la revista Haz, del SEU, firmando con el apellido de su madre "Suárez del Árbol", con el que empieza a ser conocido.
Conoce a Conchita y se casa con ella. A los cuatro años, nace su única hija, Inés. "Desde entonces mi vida navegó viento en popa".
Un día se cansa de su firma impostada y vuelve a firmar con "Goñi" sus trabajos. Le llaman del diario ABC y su carrera se asienta con toda firmeza.
Durante 1953, estudia grabado calcográfico en la Escuela Nacional de Artes Gráficas con el profesor Manuel Castro Gil. GOÑI alcanzaría maestría en el difícil técnica del grabado, convirtiéndose en una de las cimas españolas de esta faceta.
Retrato de Inés, 1974
En 1962 obtiene una beca de la Fundación Juan March para realizar su "Tauromaquia onírica", soberbia serie de 13 grabados que figuran entre lo más relevante que ha inspirado el llamado arte de Cúchares, desde Goya.
Su trayectoria artística prosigue imparable durante los siguientes años, pintando, insertando dibujos en periódicos, ganando premios y haciendo exposiciones, que siempre son comentadas con admiración y asombro. Al comenzar la década de los ochenta, se ciñe exclusivamente a la pintura y el grabado.
En 1989, fallece su mujer, Conchita. "El puente y lazarillo frente al tumulto bienoyente ha sido mi esposa. Con ella todo fue fácil y hacedero durante los cuarenta y cinco años de nuestro matrimonio. Ahora esta mujer ha muerto y yo me he quedado otra vez solo". (Junto a estas líneas, retrato de su esposa. La factura y composición del lienzo evocan los retratos clásicos renacentistas).
Su hija Inés le lleva a vivir con ella a Suiza. En este país, en Lausana, fallece dos años después.
Más de quince mil grabados, dibujos y óleos –¿quién puede contarlos?– componen su herencia artística.
Conchita en Laredo, 1985
Valoración de Lorenzo Goñi
LORENZO GOÑI es un artista que no ha tenido mala prensa. Las opiniones sobre su persona y su obra tienen el sello de una unanimidad siempre elogiosa y tanto más rara cuanto que estamos en España.
Él mismo reconoce haber tenido suerte: "La importancia de la suerte resulta escalofriante. El concepto de justicia es una idea completamente humana que no existe fuera de lo humano, y que no existe en el cosmos. Talento, trabajo, belleza no son nada ante la suerte que es la que determina".
LORENZO GOÑI se ha tratado y ha colaborado con lo más conspicuo de la literatura y periodismo españoles del momento.
César González Ruano, Julio Camba, Raúl Torres, José Hierro, Federico Muelas, Manuel Vicent, Rafael de Penagos, Francisco Umbral, José García Nieto, Ramón Gómez de la Serna... y por supuesto, Camilo José Cela se han honrado en algún momento con su amistad y su compañía
Manuel y Antonio Machado con el actor Ricardo Calvo
Antonio Mingote, en la entrega a nuestro artista del Premio "Penagos" en 1988, afirmaba: "Si Goñi dibujaba los pliegues de una túnica, eran pligues verdaderos... Si dibujaba una maleta, se adivinaba dentro el traje plegado, las camisas a rayas y hasta unos calcetines apretujados en un rincón. Si dibujaba un hombre rico, se adivina su poder; si es un pobre, se traslucía su miseria..."
Y su colega Serafín, en aquella antología titulado "Humor gráfico español del Siglo XX": "Si fuésemos hablar de Goñi, necesitaríamos, no este libro, sino la colección entera..."
Retrato de César González Ruano, 1955
LORENZO GOÑI no reconoce particulares influencias artísticas. "Mi concepto de la pintura es rigurosamente personal". Lo que no obsta para encontrar parentescos, familiaridades o asonancias en la historia de la pintura. Se han señalado los casos de Brueghel, El Bosco, Arcimboldo, Goya, William Blake, Picasso, Barjola...
No podemos hablar propiamente de influencias, sino de elementos comunes que nutren la sensibilidad de todos estos artistas, como si extrajeran sus materiales de similar venero, combinándolos luego cada cual a su manera. Sumaríamos a la lista a Antonio Saura -como GOÑI, conquense de adopción- quien, desde estética diversa, resucita el mismo fondo perenne y arquetípico de España.
Camilo Jose Cela
GOÑI es artista plenamente español. Confiesa su hija Inés: "Tras largos años de residencia en el extranjero me doy cuenta de que la obra de mi padre es profundamente española, que posee ese "sentimiento trágico" que no se halla en ningún otro país".
Español... y universal. Su lenguaje se entiende en todo el mundo. Es un soñador inverosímil, creador de mundos inexistentes, pero que rezuman realidad. Sus mujeres –no hay erotismo como el suyo–, sus gatos, sus aquelarres, sus viviendas imposibles y una constante y fatigada humanidad que se adivina en perpetua soledad –sus personajes no hablan: quizá tampoco escuchan–, capturan definitivamente la sensibilidad del que los mira. Quien se asoma alguna vez a su obra queda atrapado para siempre.
GOÑI define el humorismo: "... En realidad la más aguda manifestación de la libertad espiritual del hombre y su crítica de la vida". Y añade: "Yo lo he practicado porque me divertía mucho".
Goñi parasicólogo
Pero su humor es como el de Wenceslao Fernández Flórez: un humor que vela la nostalgia, que es el verdadero carácter del auténtico humorista.
LORENZO GOÑI es deudor y enaltecedor de la picaresca, la que nace en el "Lazarillo" y llega a Cela y que todavía –siempre España– tendrá continuadores. La España bullente de Cervantes y de Goya, la de "Frascuelo y de María", la España mártir y verdugo, madrastra de sus mejores hijos, es la España que, con más amor y cariño que censura, evoca GOÑI.
Sus obras figuran en museos. Y como muestra de cumplida devoción -también de saber por dónde van los tiros-, en multitud de colecciones particulares. LORENZO GOÑI es patrimonio nacional.
J. Rey de Sola, Valladolid, 2001